Cuando Turistic Partners me pidió una valoración turística desde el punto de vista de la psicología, sobre la situación actual de desconfinament progresivo, hice un estudio de campo a personas reales, de diferentes franjas de edad con dos preguntas muy sencillas:
1. ¿Qué te ayuda o qué te ha ayudado a superar momentos difíciles durante la pandemia para mantener una estabilidad emocional?
2. ¿Qué echas más de menos a raíz de la pandemia?
Como es de suponer, no hay demasiada sorpresa en las respuestas. La mayoría de gente ha respondido que lo más les ha ayudado a superar los momentos difíciles es el contacto con familiares y amigos. El ser humano es social por naturaleza. Hay estudios de psicología infantil que demuestran que los bebés ya nacen con unas habilidades innatas para relacionarse con otros seres humanos.
Asimismo, muchas respuestas también mencionan y están en la línea de refugiarse en sus pasiones o aficiones (lectura, música, bricolaje, series o películas, deporte, ...).
Las respuestas de la segunda pregunta, ¿qué echas más de menos, van relacionadas con la primera respuesta. Se destaca la necesidad de contactar con la gente sin límites, los abrazos con familiares y amigos, la complicidad social.
Pero también, en paralelo, destacan el hecho de poder salir de casa, recuperar vivencias, colores, ciudades y entornos, las ilusiones pendientes, la aventura de viajar libremente, sin confinamientos, ni restricciones, descubrir nuevos entornos, recuperar los proyectos y viajes inacabados, nuevas sensaciones y experiencias que hace más de un año que están cerradas.
Desde la psicología se habla de cuatro aspectos positivos de viajar: el paliativo, el de levantar el ánimo, el de disfrutar de la compañía y por último el de invertir el tiempo libre. Todos muy necesarios y muy escasos durante el último año, debido a la pandemia.
El primero, el paliativo, hace referencia a las ventajas que te proporciona el hecho de viajar, tomar distancia de lo que ha pasado y lo que hemos vivido, mientras se conoce un lugar nuevo o se repite uno que disfrutamos hace tiempo.
Levantar el ánimo va ligado a la aventura, a la adrenalina como potenciador de fortalezas, que aleja de la fragilidad de la enfermedad.
Disfrutar de la compañía, relacionarnos con amigos, familia y nuevas amistades, tras la situación tan solitaria que ha pasado.
Y finalmente, sentir que se invierte el tiempo libre en cosas distintas de las que se han hecho durante todo el año con el confinamiento.
La gente quiere salir, descubrir, respirar, cambiar de aires, tal vez para conseguir la preciada felicidad. La felicidad que los expertos dicen que es discontinua en el tiempo, que se puede sentir aunque los tiempos no acompañen, que es subjetiva por lo tanto la gente puede hacer mucho por sí misma para conseguirla, reinventándose y aceptando nuevos retos.
VIAJAR NOS HACE LIBRES.
Maria Vila, Psicóloga colegiada nº12.842